El Gran Incendio de 1910, Big Blowup o Big Burn, fue un devastador incendio forestal que calcinó 1,2 millones de hectáreas en el oeste de Montana y el norte de Idaho entre el 20 y el 23 de agosto de 1910. Además, hubo 85 víctimas, de las que 78 eran bomberos.
El Gran Incendio de 1910
Después de las escasas precipitaciones de abril y mayo de 1910, las fuertes tormentas eléctricas de junio provocaron numerosos incendios en la región forestal montañosa entre Montana e Idaho.
El bosque seco como la yesca de las laderas circundantes había generado numerosos incendios pequeños. El humo, que a veces rozaba la niebla, envolvía la ciudad de Wallace, Idaho, y los comerciantes, mineros y amas de casa de casa se quejaron del humo durante la mayor parte del verano de 1910.
A lo largo del mes de julio, el incipiente Servicio Forestal de Estados Unidos, creado por el presidente Theodore Roosevelt en 1905, empleó a unos 4.000 bomberos para combatir los incendios.
Sin embargo, a principios de agosto se calculaba que ardían unos 3.000 incendios en Idaho, Montana y Washington, entre ellos el de Bean Creek, los de Lakeview y Loop Creek, el del condado de Mineral, el de Placer Creek, el de Trout Creek e innumerables otros sin nombre. El Servicio Forestal luchaba con ahínco contra ellos, pero carecía de suministros y personal. Presionado por la falta de mano de obra, había recurrido a la contratación de inmigrantes recién bajados del tren y de presos de las cárceles de la zona.
Desesperado, el Servicio Forestal solicitó ayuda federal al presidente William Howard Taft, quien el 7 de agosto autorizó el envío de tropas del ejército para ayudar en las tareas de extinción. Finalmente, 2500 soldados se unieron a las líneas de fuego. La mayoría eran soldados búfalos de la 25ª Infantería de EE.UU. de Fort George Wright, al norte de Spokane.
Lamentablemente, al igual que los inmigrantes recién reclutados, los presos acorralados y los neófitos del Servicio Forestal, estos soldados negros tenían poca o ninguna experiencia en la lucha contra los incendios forestales.
A pesar de ello, hicieron lo que pudieron, incluso tratando de inducir la lluvia. A partir de mediados de agosto, siguiendo instrucciones de sus oficiales, los soldados pasaron 60 horas seguidas disparando cañones y cargas de dinamita al cielo.
Pero el 20 de agosto, vientos de hasta 110 km/h azotaron las llamas y los incendios individuales se unieron para formar una conflagración masiva.
Apodado “Big Burn” o “Big Blowup”, la tormenta de fuego resultante sigue siendo el mayor incendio forestal conocido en Estados Unidos.
Las bolas de fuego se dispararon en el aire, y los restos del fuego cayeron hasta 80 km de distancia. El fuego se extendió tan rápidamente que muchos bomberos se vieron obligados a buscar refugio en arroyos y pozos de minas. El 23 de agosto, la lluvia cayó finalmente sobre la zona y el incendio quedó controlado.
La lucha contra los incendios
En 1910, dos estrategias de control de incendios competían por el protagonismo en Estados Unidos: un grupo sostenía que los incendios eran una parte vital de la ecología forestal, mientras que los conservacionistas de Roosevelt sostenían que los incendios no servían para nada y debían evitarse por completo. La devastación causada por la Gran Explosión dio lugar a la adopción de una política de “no incendios”, una estrategia que, al permitir un crecimiento cada vez más denso de los árboles y la maleza, en realidad condujo a incendios más grandes en el futuro.
Hasta ahora, los pequeños incendios o incendios de baja intensidad, el aclareo de bosques y la tala de madera favorecían un equilibrio más constante en el que los fuegos eran frecuentes y pequeños. Cuando un nuevo fuego surgía y llegaba a una zona donde la mayor parte del combustible (agujas y las ramas de los árboles muertos) había sido consumida por un incendio anterior, el incendio se apagaba o se controlaba rápidamente.
El modelo imperial
En lugar de utilizar el fuego como lo habían hecho generaciones anteriores, a partir de ese momento la política contra el fuego cambió. Se buscaba un control total del fuego. Se lucharía por acabar con todos los fuegos lo antes posible.
Esta estrategia funcionó muy bien hasta 1980 aproximadamente. Ya que se consiguió que el área calcinada cada año se mantuviese prácticamente estable. Sin embargo, a partir de entonces comenzó a aumentar como podemos ver en la siguiente imagen.
Pero por qué una estrategia que funcionó tan bien durante casi 50 años empezó a fallar catastróficamente en 1980…
El modelo imperial ayudó a crear el paisaje excesivamente denso que dominan los boques occidentales hoy en día y que producen algunos de los mega incendios más potentes.
En la imagen siguiente podemos ver el nivel de vegetación de una misma zona en 1934 y 2012.
Como se aprecia, el nivel de vegetación en 2012 es mucho más denso. Además, acumula mayor cantidad combustible rápido como ramas secas, hiervas, hojas, etc. Al tener mayor densidad, también hay plantas de diferentes alturas lo que facilita al fuego llegar desde el suelo a la copa de los árboles, como una escalera, de hecho, se conoce como escalera de combustible del fuego.
Por tanto, la estrategia de lucha contra el fuego que tan bien funcionó, se está volviendo en contra. Eso junto con el aumento de las sequías y la temperatura está provocando que en los últimos años estemos viviendo algunos de los incendios más importantes de muchos países (Canadá, Estados Unidos, Autralia, España, Rusia, Portugal, Indonesia…). Además, los incendios ya no solo se concentran en verano, también se producen importantes incendios en invierno. Quizás sea el momento de mejorar el modelo actual de la lucha contra incendios.