Las zonas desérticas se encuentran en todo el mundo y no están vinculadas únicamente a los climas muy cálidos. Una cosa en común a todos los desiertos es que tienen muy pocas precipitaciones a lo largo del año. Para ser exactos, si una zona específica recibe menos de 25 cm de lluvia en un año, puede considerarse un desierto.
¿Qué tienen en común todos los desiertos?
Lo primero que nos viene a la mente cuando alguien menciona un desierto es un terreno caluroso y arenoso, donde casi no hay vida porque muy pocas especies pueden sobrevivir a condiciones tan duras. Sin embargo, te sorprendería saber que cerca de 1.000 millones de personas habitan en zonas consideradas desérticas.
La Antártida, aunque esté helada y las temperaturas sean muy diferentes a las del desierto del Sahara, también es un desierto. Allí no llueve, lo que es un factor determinante para clasificar casi todo el continente como desierto.
Humedad extremadamente baja
Otro elemento común a todos los desiertos son los niveles muy bajos de humedad. En los desiertos, simplemente no hay suficiente agua en el suelo que se evapore y cree nubes que luego la devuelvan con lluvia. En los desiertos tropicales, la temperatura sobre el suelo es tan alta que incluso se puede ver la evaporación del aire caliente sobre el suelo, lo que crea otro fenómeno específico del desierto, conocido como Fata Morgana.
Mucha diferencia de temperatura entre la noche y el día
La amplitud entre las temperaturas diurnas y nocturnas en la mayoría de los desiertos también es casi extrema. Por ejemplo, el desierto de Chihuahua supera los 37°C durante el día y se enfría hasta los 0°C durante la noche.
La razón por la que las temperaturas pueden bajar tan rápida y significativamente es que no hay nubes por encima que protejan el suelo del enfriamiento una vez que el sol se pone. La humedad se mantiene prácticamente igual durante la noche y, sin ella, nada puede impedir que el aire caliente suba a la atmósfera.
Los únicos lugares donde se suele encontrar agua en los desiertos se llaman cuencas. Las cuencas son agujeros profundos y grandes en la superficie que a veces pueden preservar parte de la lluvia que cae o crear un lago temporal si hay una gran tormenta o una inundación.
La terraformación de las tormentas del desierto
Por último, como no hay árboles ni casi ningún tipo de vegetación que los detenga, los vientos pueden soplar con bastante fuerza en los desiertos. Los vientos que soplan hasta 100 km/h crean entonces dunas al empujar constantemente el soporte caliente en las crestas. La superficie de los desiertos de arena cambia constantemente, y el viento puede mover las dunas incluso unos metros cada año.
Las tormentas del desierto que se producen en el desierto del Sáhara empujan las pequeñas partículas de arena tan alto, y lejos en el cielo, que viajan a través del Océano Atlántico. Por eso las puestas de sol que se ven desde Florida son tan bonitas: tienen esa hermosa tonalidad naranja y amarilla causada por el aire que viene del Sahara.