El Tanabata, o Festival de las Estrellas, es una tradición japonesa en la que la gente escribe sus deseos en pequeñas tiras de papel de colores (tanzaku) y las cuelga en las ramas de un pequeño árbol de bambú decorativo. Basado en una historia de amantes cruzados, el Tanabata es uno de los festivales tradicionales más vibrantes de Japón.
Se celebra ampliamente en todo Japón, normalmente el séptimo día del séptimo mes (7 de julio), aunque algunas regiones observan el Tanabata el 7 de agosto, dependiendo de cómo hayan decidido interpretar el antiguo calendario lunar.
La historia de Tanabata se remonta a más de 2.000 años, y se basa en un antiguo cuento chino. Había una vez una princesa tejedora llamada Orihime, hija del Rey del Cielo, y un príncipe pastor de vacas llamado Hikoboshi. Vivían pacífica y laboriosamente junto al “río celestial” de la Vía Láctea. Después de que ambos se conocieran y se enamoraran, empezaron a descuidar su trabajo: Orihime dejó de tejer telas, y Hikoboshi permitió que sus vacas vagaran por los cielos. Esto enfureció al rey, así que como castigo separó a los dos amantes a través de la Vía Láctea. Finalmente, el rey cedió un poco y permitió que Orihime y Hikoboshi se vieran una vez al año, el séptimo día del séptimo mes.
Si se encuentra en Japón en julio o agosto, puede asistir a los festivales de Tanabata en todo el país. Uno de los mayores eventos tiene lugar cada año del 6 al 8 de agosto en la ciudad de Sendai, a una hora y 40 minutos de viaje desde Tokio. Para celebrarlo, se cuelgan decenas de serpentinas hechas a mano por toda la ciudad de largas varas de bambú. Un impresionante espectáculo de fuegos artificiales el 5 de agosto marca el inicio del festival.
En Tokio, la gente lo celebra en el barrio de Asagaya con gigantescas esculturas de papel maché de Hello Kitty, Disney y personajes de anime. Inspirada en la leyenda del Festival de las Estrellas, Osaka crea una Vía Láctea de verdad, haciendo flotar unas 50.000 luces azules en el río Okawa.